domingo, 17 de julio de 2011

El poderoso de Israel

Oh Señor Jesucristo, en esta noche gloriosa yo dispongo ante ti los talentos que por tu poderoso nombre me han sido dados y los ofrezco para que los uses como instrumento para llevar tu mensaje a todo aquel que lee, porque para ti es toda la gloria y honra, alabarte es mi combustible, adorarte es mi pasión. Gracias padre santo, hágase tu voluntad. Amén.


Hay una canción cristiana que me ha llamado mucho la atención, bueno, una de tantas, pero hoy hablaré de ésta en particular porque creo que tiene un mensaje edificante y que desespera por llegar a muchos corazones. Juan Carlos Alvarado es el cantante y el tema se llama "El Poderoso de Israel". En su coro dice:


♪♫ Y los ojos de los ciegos
Se abrirán y ellos verán
Los oídos de los sordos oirán
El cojo saltara
Con el arpa danzará
La lengua de los mudos cantará ♪♫




Está basada en las escrituras del libro de Isaías, y puede que muchos crean de forma literal que Jesús viene a devolver los sentidos a los discapacitados. No es una visión errónea, porque ciertamente el hijo de Dios tiene el poder de sanar a cualquiera que en Él confía, pero el significado es, a mi parecer, aún mucho más profundo y valioso que una simple cura física.


"Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán" (Isaías 35:5). Por medio de esta nutritiva palabra, el espíritu del Señor le anuncia al profeta Isaías, aún muchos siglos antes del nacimiento del Mesías, que aquellos corazones que no pretendan ver las maravillas del Señor en sus vidas serán despertados por gracia de su nombre, y aquellos que se rehúsen a dejar entrar las buenas nuevas del evangelio serán sacudidos.

Pero para que no suene todo tan formal y distante, hablaré como te gusta, en términos conocidos y vívidamente palpables. Un muchacho, al cual le fue sanada una enfermedad maligna se enteró que ello fue posible gracias a la fe de los que lo rodean. Es lógico que, cualquiera que tenga conciencia de Dios, aunque sea del tamaño de un grano de mostaza, se daría cuenta que una prueba de ese calibre sólo pudo haber sido puesta por el Padre para probar la lealtad de su siervo. Este hombre pues, impulsado por el mundo, cerró sus ojos y ofreció su vida a aquello que el Señor aborrece. Fue un invidente. Y cerró sus oídos a la verdad. Fue un sordo. 


En pocas palabras, el Señor te demuestra una y otra, y otra y otra vez que su misericordia se renueva para ti diariamente y tú desperdicias en su maravilla en banalidades, ¿no?...si no es así, piensa de nuevo, ¿realmente me doy cuenta de la bendición de Dios sobre mi vida? ¿paso más tiempo quejándome que agradeciendo? ¿Se han cumplido mis peticiones? de no ser así, ¿tengo los ojos bien abiertos? ¿estaré pidiendo con fe a un Dios vivo y no a una figura distante e ideologizada?

"Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos" (Isaías, 35:6,7).


Dios promete que aquel cuyo camino hacia el Señor sea cuesta arriba pero que su fe sea firme, sus defectos no serán impedimento para dar pasos agigantados en la senda que lleva a asegurar su salvación. Todo aquel cuyo corazón sea humilde y dispuesto para con Él, aquel que exprese su necesidad y dependencia del cordero de Dios será digno de llamarse su hijo y su vida será construída sobre roca sólida, donde antes no había nada más que desolación será un espacio lleno de Dios, lleno de felicidad y abundancia.


Y su lengua proclamará que Él es el rey de reyes, y arrebatará almas para el Señor y las dispondrá a sus pies, porque por el oído entra la fe, mas su vida será colmada de bendiciones inagotables, tal como el maná que ofreció a los discípulos que vagaron 40 años en el desierto, sus necesidades serán suplidas en gran medida y nunca su espíritu estará dormido ni sediento.

Es lo que Dios, mi Padre tiene que decirte a ti en esta noche. Gracias Jesús, digno altísimo que me proteges y me llenas a diario, gracias por tu presencia, gracias por usarme para tus propósitos. Emulando una frase de alguien querido, Dios te ama y yo también.

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