Competencia por el manejo de las tecnologías

Como parte del constante ciclo evolutivo en que se ven sumergidas toda clase de sociedades, a medida que van transcurriendo las generaciones, corren de la mano los avances cada vez más vanguardistas que presenta la tecnología, como herramientas para facilitar el trabajo, tanto cotidiano como en las organizaciones.

Hoy día, todo profesional que aspire a posicionarse como parte empleado de empresas que le dejen buenos beneficios lucrativos deben, imperativamente, conocer el correcto manejo de las tecnologías o al menos las básicas, tales como el internet y los programas que permiten realizar las labores de forma más rápida y eficiente, que ahorren a la compañía tiempo y dinero, como Microsoft Word, Excel, Power Point, entre otros.

Así lo afirma el Coordinador del Instituto Nacional de Aprendizaje y Formación Especializada (Inafe), Daniels Piñeiro, pues manifiesta que por medio del conocimiento técnico de estos softwares “se agilizan los procesos” para los trabajadores en sus asignaciones diarias.

¿Moda o necesidad?

Consecuente al boom de los nuevos avances, se esparce como una ráfaga imparable, más que todo en las sociedades consumistas, el dispositivo de moda llamado Blackberry. Un aparato que, si bien ha sido adquirido por chicos y grandes, se creó con fines corporativos, pues sus funciones van mucho más allá del uso que podrían darle los civiles o personas que no pertenezcan a una empresa y no requieran el apoyo de tecnologías tan avanzadas.

Sin embargo, expresa la asistente de producción audiovisual, Jessica Barreto, “Con el Blackberry se pueden adelantar informes y notas informativas, enviar fotos, contactar gente mediante otras maneras y acceder a la web en el momento y lugar que lo precise. Además, tengo fácil acceso a las redes sociales.”

En este sentido, el dominio de todos estos recursos podría, en muchos casos, ejercer ventajas hablando competitivamente en el área laboral pues, tal como lo manifiesta el especialista en recursos humanos, Miguel Roa, “la ventaja que tiene un aspirante que las domine sobre uno que no lo haga es grandísima, tanto así que éste último resulta, en un gran número de casos, descartable para el puesto.”