lunes, 12 de abril de 2010

¿Y qué importa? ¡otra raya más pa’ la cebra!

Como si no fueran suficientes el alza de los precios de la cesta básica y el transporte público, la creciente inflación, el aumento del IVA al 12%, la escasez de alimentos y agua, el racionamiento eléctrico, el hampa desatada, la policía corrupta, los conductores imprudentes, el tráfico atascado, el cambio climático, el condena’o calor, los temblores de la tierra, la sequía culpa de ‘El niño’, el mico hablando paja y media durante horas en cadena nacional de radio y televisión…y pare de contar…como si TOOOOOODO eso no fuera suficiente…SIEMPRE reina la deshonestidad en los hombres, uno sale a buscar a Dios y otros buscan el conflicto. SIEMPRE hay alguien que te jode y te deja más pobre y salado de lo que estás -.-‘


Y no es que esté siendo yo pesimista, soy realista. Esta mañana me dirigía a imprimir un reportaje en hojas tamaño tabloide en un local frente a mi Casa de Estudios. Pues bien, después de esperar un rato a que atendieran a los demás, con toda la pereza del mundo el dependiente del local me dijo: “se me terminaron las hojas tabloide, vas a tener que comprarlas en la librería y regresar”. Así fue. Compré las hojas y cuando vio lo que había comprado me dijo esta vez: “en ese material no imprimimos”. Me di la vuelta con la misma cara que pone Marta Colomina cuando le mencionan a Chávez y me fui caminando hasta llegar a un hueco donde sí imprimían.


A todas estas le doy las hojas tabloide que había comprado al muchacho que atiende. Cuando estuvo impreso mi trabajo me dijo: “son 24 Bs”. Con cara de desconcierto le pregunté: “¡¿no vas a rebajar el precio aún cuando fui yo quien te traje las hojas?!”, y el muy cínico se limitó a contestar: “No, las hojas no valen nada. Para la próxima te hago rebaja”. Con una cara de picada que no era normal me salí de esa caja de fósforos, continué caminando mientras el ardiente sol quemaba mis hombros y calentaba mucho más el tope de mi cabeza.

En tanto pisaba el desnivelado suelo iba dándome cuenta de que ese hijo de su “Pink Floyd” (como decía mi amado Adal Ramones) se quedó con mis hojas e igual me cobró completo de la manera más deshonesta y descarada; y que además por causa del enojo súbito que entró en mí, la mente se me nubló permitiéndome pensar en frio y darme cuenta que debí reclamar ya cuando estaba montada dentro del autobús rumbo a mi casa.

Por si fuera poco, dentro del hediondo y destartalado autobús que chirriaba sus ruedas al pasar por el elevado, entró en una de sus múltiples paradas un viejito dando lástima y pidiendo una ‘colaboración’.


No voy a contar todo el historial de las veces que me hanexprimido el bolsillo, pues no tendría para cuando terminar y estoy segura que a ti que lees también te ha pasado infinidades de veces. Sin embargo, quiero recordar un diciembre que estaba en la fila de uno de los cafetines de la universidad. No sé si en otros países lo hacen pero aquí en Venezuela todos los negocios colocan un ‘pote’ para recolectar propinas de aguinaldos. Cuando
me atiende la cajera y le extiendo la mano para recibir mi vuelto me grita de la manera más grotezca y ordinaria que tiene el maracucho para hablar: “Ey catira dale los dos mil bolos pa’l pote veeee”; yo la miré con cara de pocos amigos y le dije: “no puedo, ese cambio es para irme en carrito”, y la muy descarada me respondió con tono molesto: “¡Ay qué molleja vos si sois! ¡te vais a empobrecer!”.



No es por no ayudar, no es por no dar una propina, no es porque nos convirtamos en personas mezquinas, sino que en todos lados es increíble la cantidad de gente que pide y pide dinero. Tendríamos que salir con un saco de monedas y billetes de baja denominación sólo para dar propinas y ayudas a los que se paran en los semáforos, a los que cuidan los estacionamientos, a los dependientes de las tiendas, a los que se montan en los buses, en fin, toda una sociedad de gente hambrienta de unos centavos que unos se gastan en comida y otros en vicios y adicciones.


Este día mi cartera quedó llorando, pues no sólo me estafó un deshonesto más del montón sino que la abundante pobreza se hace presente a donde quiera que vamos, sin darnos cuenta que también estamos siendo arrastrado hacia ella, no sólo por lo cara que está la vida a medida que transcurren los días sino que nunca falta un vivaracho que quiere pasarse de listo y nos jode, pero mucho peor actuamos nosotros en dejar pasar tantas y tantas acciones de gente que sólo se aprovecha de nuestra buena voluntad.

viernes, 2 de abril de 2010

Pinturas del alma

Todos en esta vida asumimos el papel de artistas. Cuando empezamos a pintar obras aficionadas que intentamos catalogar como piezas maestras.

Comenzamos utilizando el más grande de los espacios, para que quepa todo lo que nadie ha logrado pintar, aspirando con entusiasmo que la nuestra se distinga de las millones de obras que se pintan o escriben a diario.

Llega un momento en que, después que los pinceles alcanzan el placer del contacto con la textura del lienzo, nos damos cuenta de que faltan en nuestra paleta uno o más colores…esos que erróneamente pensábamos que venían incluidos desde el momento que decidimos pintar la inmensidad de locuras que habitan en nuestras neuronas, y los tumbos violentos de nuestro corazón.

Una vez que empiezas algo con tanto esmero no contemplas la posibilidad de ver tu trabajo perdido, mucho menos cuando tienes planes de exhibir la grandeza de lo que pintaste al mundo…no te pasa por la mente que la repentina lluvia puede desgastar el óleo de tu pintura, no concibes que luego de haber puesto tanto esfuerzo en plasmar la musa que mueve tu existencia en algo que creías sólido, de repente sea arrugada y desechada por quien era tu inspiración.

Sin embargo, tampoco se contempla que tal vez eso en lo que se pudo haber gastado más tiempo pintando no era tan bueno como lo que puede llegar más adelante...posiblemente eso que se perdió no sería tan exitoso y bello en el futuro como lo que se está por pintar.

A estas horas, los ruidos nocturnos son pasivos, el sereno solloza por no tener a quien golpear a la cara y el manto estelar está carente de estrellas que iluminen la melancolía de los artistas noctámbulos, como yo….

Es desalentador cuando te propones dibujar líneas derechas que te lleven a la felicidad tan codiciada y que de repente te des cuenta de que el camino es aún mucho más borrascoso y complicado de trazar…esas líneas que el mundo torcido se encarga de desviar, irremediablemente deben ser dibujadas de nuevo así sea con creyones partidos y lienzos de hielo…

Hay impostores que se hacen pasar por artistas y hacen creer que por dentro tienen ese talento que se requiere para crear su propia historia…muchos usan palabras repetidas y colores desvencijados, sólo para darse cuenta más adelante que lo que han creado es tan desechable como sus intenciones de matizar algo realmente genuino.

A estas horas, en vez de pintar, dejo que mis dedos les hagan el amor al teclado, puesto que así como existen muchas almas que dibujan su interior, yo plasmo mi sentir en las letras…esas que siempre han sido mis más firmes aliadas a la hora de expresar ese lado de mi del que muchos se mofan y que pocos aprecian.

Aunque así se piense, jamás se está sólo…siempre hay otro pintor en busca de musa, o una musa en busca de quien sepa capturar su belleza a pleno…

A estas horas me importa un pepino que piensen que escribo cosas sin sentido. Quien lo considera así es porque es un artista frustrado, uno al que sus obras se le mojaron o rompieron y jamás tuvo la valentía de volver a empezar. Ya sé lo doloroso que es perder lo que considerabas una inversión de tu tiempo y de tu pasión…pero nunca se deja de ser un verdadero artista de la vida mientras haya por dentro el fuego que destellan las ganas de continuar buscando la perfección de tu obra maestra…o al menos aquella que se contraste con el sentido de tu propia armonía.