lunes, 20 de junio de 2011

Te contagio un poco de mi fe

La fe es creer sin ver, es no temer a los ataques del mundo exterior y tener convicción de que tu Dios es más poderoso que cualquier falso de los que te topas de frente a diario. La fe es conservar la sonrisa ante las tribulaciones porque sabes bien que Dios no te pone a caminar sobre carbón hirviendo si no te va a quedar un gran aprendizaje de tus ampollas. La fe es llorar de gozo sin razón cuando tu lengua pronuncia una alabanza al Señor, es sentir que está en todos lados y que todas las señales las ha dispuesto él para guiarte en tu camino. La fe es algo tan hermoso que no lo cambiaría por nada, porque Jesucristo y el Padre Todopoderoso son la energía más increíble que he sentido. La fe se componen de agradecimiento y acción. Es estar seguro de que todas las personas que te han sido puestas en el camino las ha enviado Cristo para enseñarte lo que necesitas para ascender espiritualmente, para tener conciencia de él. Tener fe es adquirir conciencia de Dios, ese Dios indescriptible por el que hoy yo profeso un infinito y profundo amor...Gracias Señor. Estas líneas son sólo un desahogo ante la vibrante emoción que me da el saberme parte de tus planes, el saber que me amas muchísimo más de lo que mi corazón mortal puede amar. Eres mi fuente de vida y hasta el día que mis ojos se apaguen seguiré dándote toda la gloria y honra. A ti Señor de las alturas, gracias porque a diario te haces presente, incluso en la mínima situación, allí estás tú.

lunes, 6 de junio de 2011

Te amo de una manera bizarra. Te amo porque eres el último recuerdo que tengo antes de la gran metamorfosis y te aborrezco porque fuiste el último vestigio de brisa artificial que congeló mi sangre y empañó los cristales de mis ventanas. Te extraño, porque los seres humanos somos masoquistas…a pesar de no marchar hacia atrás, siempre las llagas debajo de los pies queman. Te extraño porque aún llevo un mapa viejo y desgastado que nunca podré utilizar, pero…extrañarte no significa que quiera, necesite o acepte de vuelta tu degenerada visión, nubosa y quebradiza.

No te amo. Realmente son sólo condiciones que la mente impone al no conocer nada más allá del valle. No te extraño. Sólo extraño quien era yo antes del naufragio y, si a esas vamos, repudio la indeseada duda de no saber si los perfumes dulces de mi ser aflorarán sin los aromas de tu puntiaguda puñalada.

Allí, donde el tiempo no existe y donde la esencia no tiene rostro, tú y yo volveremos a nuestra forma original. Y lo mejor de todo, es que cada detalle oriundo de la carne se irá por un hoyo sin retorno ni recuerdos...un sitio donde incluso yo podré hacer caso omiso de todo y olvidar, para volver a retoñar con otros ojos...en un apartado lugar donde los libros se escriban en páginas blancas.